20 de junio, conmemoramos el fallecimiento de Don Manuel José Joaquín del Corazón de Jesús Belgrano.
Belgrano fue un hombre múltiple, creador de la Bandera, podemos considerarlo Padre de la Patria.
Cabe recordar que fue el precursor del periodismo rioplatense y el padre de nuestra Economía Política, de la Ecología, de la Marina Mercante y de todas las creaciones científicas, culturales, educacionales y militares de la época. La educación fue uno de sus desvelos, considerando que las mujeres debían recibir educación igual que los hombres. Consideró a todos los habitantes como sujeto de derecho, considerándolos fundamental para la Nación que soñaba.
Belgrano sobre su quehacer en los caminos de la patria, supo decir que sus ideas no se apartaban “de la razón y justicia que concibo, ni jamás se han dirigido a formar partidos, ni seguirlos”. A este prohombre no le interesaban las vanidades mundanas. Rico en bienes materiales al nacer, luchó por la libertad e independencia americana, y falleció muy pobre y olvidado, exclamando: ¡Ay, Patria mía!
Sarmiento afirmó de Belgrano: “sus virtudes fueron la resignación y la esperanza, la honradez del propósito y el trabajo desinteresado. Su nombre se liga a las más grandes fases de nuestra independencia y por más de un camino, si queremos volver hacia el pasado, la figura de Belgrano ha de salirnos al paso”.
Manuel Belgrano, ese ilustre porteño, precursor de nuestras grandes transformaciones sociales, políticas y económicas, militares y educacionales de la época abandonó esta vida terrenal pensando, según sus palabras, “en la Eternidad hacia donde voy y en la tierra querida que dejo”.
“Espero que los buenos ciudadanos trabajarán para remediar sus desgracias”, sentenció. Nos dejó un legado paradigmático que aún no hemos cumplido.